Estoy segura de que tenemos que tener un gen cotilla en nuestro ADN o algo así, porque, admitamoslo, todos somos unos cotillas. Puede que a cada uno de nosotros nos interesemos por unas cosas u otras, igual no te interesa saber de la vida de un youtuber que sube videos de maquillaje, porque te gustan los videojuegos, pero hay que ser sincero y mirar las estadísticas, y éstas dicen que los videos en los que sale la gente fuera de su zona de confort (cuando no hacen lo de siempre) son los más vistos.

No sé por qué, supongo que será por ese gen, pero nos interesa lo que hace la gente que seguimos o que admiramos. Nos interesa saber que cosas hacen en un día normal y corriente y también cómo se preparan para algo que no es cotidiano, no sé, una cena especial, un concierto o a saber. Es entendible que nos interesemos por momentos que nosotros no viviremos tan fácilmente, pero es que hay muchos canales de YouTube son de videos diarios, vamos, videos los 365 días al año de lo que pasa en esos días, pero mira, por muy famoso que pueda ser quien sube el video, no todos los días hará algo especial, es más, la mayoría será de días normales y corrientes, como los tuyos y los míos, vamos, estudiar/trabajar, ir a hacer la compra, ir al cine (si eso), limpiar, salir con los amigos y poco más.

Entonces, ¿Qué es lo interesante de eso para quien ve el video? Digo, tampoco es que se haga en él nada en especial. Pues eso, que somos unos cotillas y nada más por ver que marca de lavavajillas utiliza ya nos tragaríamos un video. La verdad es que somos bastante simples los humanos, ¿eh?

Además de en Youtube, también podemos saciar nuestro gen cotilla en la televisión con programas como Gran Hermano. Ya sabéis, este programa tan polémico en el que meten a 16 personas anónimas y que no se conocen entre ellas en una casa llena de cámaras y les hacen pruebas y de todo para ver como se comportan. Este programa es uno de los más vistos en España y el formato lo copiaron muchos otros países con idénticos resultados.